A veces me impacta la capacidad creativa de mucho publicistas...¿Quién no ha visto algún anuncio de televisión y se ha quedado extasiado ante la belleza y la sesibilidad del mensaje, de la música, de la imagen? ¿Quién no se ha detenido alguna vez a apreciar una valla publicitaria?
Sí, la publicidad es un arte y muchas veces alguno de estos locos imbuidos por los poderes sacrosantos de que los dota el Capitalismo (encumbrador de héroes a veces extraños) son capaces de sintetizar en una sola frase todo un párrafo, toda la entrada de un blog (ya saben , lo bueno, si breve...)
Esta semana he estado en Madrid y cada vez que voy pienso que mi relación con la capital es esa frase publicitaria...Para lo bueno y para lo malo, MADRID ME MATA.
Para mí Madrid, creo que como para todos los que hemos crecido lejos de su sombra real, pero admirando la sombra proyectada por la televisión, era el sitio de los artistas, de los teatros, del Café Gijón y el Callejón del Gato, el Madrid de Galdós, de la Gran Vía en la que los camareros eran actores y podías tomarte una caña cerca de Joaquín Sabina. Marid era la ciudad de los museos, donde los escritores se agazapaban detrás de los árboles del Retiro para captar la última palabra de moda de los jóvenes y dotar así sus obras de lo más fresco de lo fresco, de los más cool. Madrid era el lugar donde, como en el patio del colegio de "El club de los poetas muertos" cada uno andaba como le daba la gana. Madrid era al fin, el lugar de España donde pasaba todo.
Recuerdo que la primera vez que visité Madrid fui corriendo a comerme un bocata de calamares a la Plaza Mayor y, puede que todavía con el aceite pringándome las manos, me fui a presentar mis respetos a la Señá Cibeles y a comprar suerte en Doña Manolita. Por entonces, yo escuchaba mucho a Sabina y Ana Belén y casi me tracé una ruta sabianiana por las calles de la ciudad. Creo que nadie ha amado y odiado tanto Madrid como Sabina, cada canción en la que sale la ciudad es una alabanza y un desprecio, un beso y un escupitajo.
Esta semana Madrid me pareció distinta. El barrio de Lavapiés es de lo más varipinto que puede ver una persona y paseando por sus calles me sentía muy cómoda. Tomándome un helado en la Palza de Chueca me crucé con Yola Berrocal y doy fe de que al natural es terrorífica, comprando libros de segunda mano en la Cuesta Moyano (sin premio) pillé varias ofertas y sentí que llevaba en el bolso un tesoro. Visitando el Tyssen pensé que está todo muy desordenado y que aunque la varonesa es un poco gilipollas y pija está bien que no corten los árboles del Paseo del Prado (pero, por Dios, que no nos regale otra vez el espectáculo del "No a la tala"), que lo que tiene que cortar es el tráfico. Madrid me mata.
Pero en la Plaza Tirso de Molina te clavan 3'50€ por una caña, y a las chicas de la calle Montera les brillan los ojos y a sus chulos las navajas, los mendigos se pelean por los cartones y una señora me pide la colilla que voy a tirar antes de entrar en la FNAC. Y me siento estúpida por regalarle dos cigarros como si el futuro de la señora estuviera resuelto con mi estéril regalo.
Pero en Madrid, sale de cada esquina un bar de mala muerte que infesta el aire con lo que sale de su cocina...Huele a basura de McDonalds, a especias de dudosa calidad de los Kebabs donde una carne de forma imposible da vueltas, huele a rancio en los bares que sirven paella reseca para guiris y calamares fritos con aceite del mes pasado en bocatas de pan de antier, huele a pis en las esquinas y a humo de los coches, huele a humedad en los respiraderos del metro y a pobre en las bocas, huelen a sudores bíblicos algunas personas que te cruzas por la calle y huele a potingue prohibitivo en la calle Serrano. Y por los olores te trazas una idea de la idiosincransia de la ciudad y pienso que Madrid me mata.
4 comentarios:
Bueno, bueno...veo que te has lanzado a recuperar el blog. Me alegro. A mí en verano me mata Sevilla, en otoño me resucita, en invierno me acoge y en primavera me maravilla...
He descubierto tu blog por casualidad.
Te animo a que sigas escribiendo en él.
Un beso.
No lo puedo creer ¿has vuelto?
Bueno, con lo sabinera que soy nunca falto a mi cita en Tirso. Cuando era mas joven y más… en fin, todo lo que implica ser joven, compré allí mi bandera del Ché, pero nunca me he cruzado al flaco, una pena.
No tengo a Madrid mitificada, tal vez por eso me siento cómoda, normal, la miro a los ojos, directamente, y ella me lo devuelve, sabiendo ambas que no somos lo que aparentamos, quizás con suerte, somos mas que eso.
Kisses
Happy birthday to you
Happy birthday to you
Happy birthday dear Cris
Happy birthday to you
祝你生日快樂
祝你生日快槳
祝克莉斯 生日快樂
祝你永遠快樂
chuik chuik
PS...enjoy your summer n heading to teaching with joy ^^
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