martes, 8 de enero de 2008

Nos vamos de peluquería

Querido auditorio,
ayer fui a la peluquería.
Todo quedaría en un acontecimiento sin trascendencia si no fuera por lo peculiar que fue mi visita al peluquero. En fin, que pedí cita y ayer fui a empezar el año nuevo con un nuevo look.
Miren uestdes, nada más llegar, me encuentro a un tío tremendo de buenorro (¡¡¡era el peluquero, dios mío!!!) y me da paso a un antro un poco extraño, yo desde fuera hubiera pensado que era un bar o algo así, pero, no, era la peluquería. Nada más sentarme irrumpe en el local una señora de unos 60 años y empieza a bailar la música machacona que el peluquero buenorro tenía (ésa típica que te ponen en Bershka y demás) luego se agacha me coge la cabeza entre las manos y me da dos besos diciendo: "qué niña más mona, Andrés, anda que te puedes quejar" Yo no entendía nada, así que sonreía como una gilipollas pa caer bien.
Cuál fue mi sorpresa cuando al salir, me dice Andrés (el peluquero, porque ya sabemos cómo se llama) que ésa era una puta de toda la vida de la Alameda que se había retirado hacía poco. Su historia era espeluznante: al parecer, con 16 años se quedó huérfana y con 7 hermanos a su cargo porque era la mayor, así que se metió a la prostitución y ahí estuvo 30 años. ¡Qué fuerte! Si el año que viene saco plaza y tengo tiempo, la voy a buscar pa que me cuente su vida y escribir un libro.
Así que parecía que por fin me iba a pelar cuando el tío se saca un porro tremendo y me lo ofrece. Yo, amablemente, lo rechazo y el tío empieza a mojarme el pelo con un spray (al parecer allí no lavan el pelo antes de pelar) mientras se fuma ese porro. Al rato, entra un tío to corgao comiéndose un bocadillo de tortilla con unos botellines, cierran las cortinas, me aparcan y empiezan a dar cumplida cuenta de los porros y los botellines. Me arrepentí de haber rechazado la fiesta que se había montado, ahora yo estaba sentada en una silla rosa chicle, mirándome el careto en el espejo con el pelo chorreando, mientras que el peluquero y el del bocata se partían de la risa con su porro y sus botellines, jajaj.
Bueno, por fin parecía que me iba a pelar. Entonces, abre las piernas, extiende los brazos y empieza a dar unos tijeretazos muy raros cogiendo mechones sin una orden aparente, en plan peluquero loco, en plan Eduardo Manostijeras ¿os acordais? Empieza a explicarme lo que va a hacerme pero yo a mi pelo lo veo mu raro, ¿sabéis? como que solo me pela por un lado y por otro no, que me deja mechones más largos junto a otros mu cortos...entonces saca unas tijeras muy raras (según él corta un pelo sí y otro no) y ME CORTA FLEQUILLO, madre mía, odio los flequillos.
Di un respingo y le dije que no, pero él (porro en la izquierda, tijeras en la derecha) me dice que con esas tijeras no se me va a rizar el flequillo y que como está cortado al sentido contrario del nacimiento de las ondas de mi rizo no se va a rizar (?) ya veremos.
Ahora tengo un miniflequillo de ésos que se cortan las niñas malas cuando son pequeñas . En fin, entonces entró un marroquí y le dijo que la novia lo había dejado, luego entró un hippy to lleno de agujeros con un perro del tamaño de siete perros y se sienta a mi lado mientras el perro (que olería en mis pantalones los refregones de la perra de mi vecina que está en celo) no dejaba de chuparme los pies. En fin, un cuadro.
Así, termina el pelado, me miro en el espejo...no sé, no me ubico, qué raro, mu moderno pa mí, ¿no? mu arriesgado, pero llega un mendigo pidiendo y le encanta. Entonces el coro de personjes de la peluquería: el peluquero buenorro, el hippy de los pendientes y su perro, el corgao del bocadillo, el marroquí soltero, el mendigo...todos empiezan a alabar mi nuevo look y salgo un poco confusa de allí pensando que ahora todos los parias de la sociedad me van a tirar los tejos.

10 comentarios:

Mily Almeyra Casas dijo...

Pero niña, yo no sabía que usted escribía tan bien y mucho más tratándose de una experiencia tan vital en la peluquería. ¿Puedo ir yo también a ese antro de belleza? Seguro a mí también me tocaría ese tipo de sucesos surtidos, donde uno sabe que entra pero no si sale. La verdad, tú tienes para escribir varias novelas con tanta variedad de personajes. A mí seguro que me tomaría la cabeza ese peluquero divino y me haría un flequillo parecido, exceptuando que a mí me quedaría como la mona y encima me mordería el perro del hippy. Quien te dice que allí adentro, uno encuentra la felicidad perdida, ¿no? o el árbol del conocimiento del bien y del mal. De todos modos, me encanta que hayas abierto, inaugurado, creado, tu blog, tu espacio y quién sabe, si en el futuro o en otras vidas, logres que sea un blog lleno de intenciones. Yo le auguro las mejores y espero que todo sea con el mejor de los éxitos!!

Un abrazo grande desde Buenos Aires lejano y hasta siempre en comunicación.

La tele no funciona dijo...

Hola cris, bonito post! Me gusta tu forma de escribir y te quiero ofrecer colaborar en mi blog. Si estás dispuesta a hablar de television o cine, aprender a manejar un blog, pasarlo bien y conocer a gente ponte en contacto conmigo en latelenofunciona@hotmail.com

Un saludo!!

Anónimo dijo...

¡Eres una valiente! Yo llevo ya casi tres meses en Francia y no me he cortado el pelo porque les tengo miedo a los peluqueros... Cuando vuelva a Sevilla, eso sí, iré a visitar al mío, que con ese sí, me pongo en sus manos y que me haga lo que quiera, que siempre queda bien. Es todo un maestro.

Un abrazo.

Desesperada dijo...

jajajaja cris, pero fuiste a la pelu o era una peli de Almodóvar? Gracias por la visita a mi blog! prometo volver al tuyo!

Irreverens dijo...

Hola Cris,

te devuelvo la visita y, de paso, te doy la bienvenida a este maravilloso mundo blogueril.
:-)

En cuanto a tu entrada de la pelu... Me da a mí que el día que quieras volver allí (si se diera el caso), vas a encontrar una sucursal del Banco Hispano Americano o algo así.

Un abrazo

la-de-marbella dijo...

Tu peluquería es propia de novela. Parece sacada de una de las de Lucia Etchevarria. Desde luego aburrida no es, no.

Miroslav Panciutti dijo...

Pero, ¿dónde encuentras tu esas peluquerías tan fantásticas? Yo es que no uso, pero no me importaría inventarme alguna excusa para pasar un rato en ese antro que, como ya te han dicho, parece que está haciendo méritos para salir en una peli del Almodóvar.

Un beso y gracias por pasar por mi blog.

Anónimo dijo...

Hasta los parias tienen derecho a tirar los tejos.

Bego dijo...

Pq los peluqueros se llaman Andres? Yo tb conocí uno. Ahora bien soy de las d ser fiel (a pesar d hacerle pocas visitas) a la misma peluquera del barrio. Hasta el momento me he arriesgado bien poco con mi pelo pero a partir de Fallas todo puede cambiar, ya veremos...

Eso si: yo tb odio los flequillos!

Uhmmmm podria ser el guión de un corto ¿no?

Anónimo dijo...

Perdona, Cris, pero esta es la Alameda de Sevilla. Es que es la que me viene a la cabeza cuando leo esta entrada. Simple curiosidad. Gracias y buen fin de semana.