Con la educación pasa como con el fútbol o la política: que todos tienen algo que decir y que opinar ( ojo, y eso está muy bien) pero una tiene que escuchar cada cosa que se le ponen los pelos como escarpias.
Que si las reformas educativas (constantes, absurdas: señores políticos, dejen de usar la educación como arma arrojadiza, dejen que madure algo, si quieren entretenerse hablen del himno y esas cosas),
que si el informe PISA,
que si los jóvenes de hoy son peores que los de ayer pero mejores que los de mañana (yo creía que mi generación era la peor del mundo, vamos, que éramos como Atila, que íbamos a extinguir la especie),
que si la ESO es una porquería que el BUP era mejor ( creo haber escuchado lo mismo con respecto al sistema anterior cuando yo cursaba el BUP),
que si la culpa la tienen los ordenadores y la tele,
que si los padres pasan de los niños,
que si los profes siempre están de vacaciones...
Vamos, es que hasta da pereza seguir.
Yo, como opositora, y futura docente (deo volente), tengo mi visión, como no podría ser de otra manera y os la paso a explicar.
¿Qué pasa con el fracaso escolar? ¿Pero de verdad podemos llamar fracaso escolar a que el 100% de los menores de 16 años estén escolarizados? ¿Les cuento qué tasa de escolarización había hace, por ejemplo, 30 años, o cuando yo estudiaba el BUP y el COU? Eso no puede ser un fracaso.
Pero si puestos a hablar de fracaso estamos ( porque nos mola ser fatalistas, agoreros, hacer autocrítica en plan "siempre estamos los últimos menos cuando se habla de fiestas y litros de alcohol por persona y año"), ¿ Por qué no hablar de un fenómeno generalizadao, de un fracaso social? Creo que ha habido un problema en la transmisión de valores en los últimos años, ése es el verdadero fracaso: que se valoren más los bienes materiales que los espirituales o culturales, que hablar de disciplina suene a fascismo, que hablar de esfuerzo suene a martirio anacrónico, que se prefiera un minuto de gloria en televisión gritándole a María Patiño ( vena en cuello) antes que una charla, y no hablemos de un libro...Entonces pasa cuando la escuela deja de ser algo totalmente fuera de sus intereses, y, por ende, el profesor. Ambas cosas están tan lejos de los valores que se ponderan...
¡Cómo va a preocuparse un chaval de coger un libro si la experiencia diaria le dice que no es necesario para triunfar a la vista de los valores que imperan! ¡Cómo va a respetar un turno de palabra si lo más parecido a un debate que conoce es el de Dolce Vita! ¡ Cómo va a respetar al profesor si seguro que los padres lo ponen como los trapos! ¡ Cómo va a continuar sus estudios si el consumismo en el que se ha criado le ha originado tal cantidad de necesidades que es preciso satisfacer cuanto antes mejor y por ello cuanto antes se trabaje (de lo que sea, lo importante es ganar dinero), mejor! La escuela no es más que un microcosmos, lo que se ve en las aulas es un síntoma de lo que está pasando...y culpables somos todos, y, en muchos casos, ellos no son más que víctimas del mundo que se les ha dejado.
Y luego viene la desmotivación...con esos métodos del siglo XIX que no saben enganchar a unos alumnos sobreestimulados ¡¡se han criado con la tele, la play, el youtube!! ¡Cómo van a aguantar que yo llegue y les suelte en plan exposición total, una hora hablando sin parar, las tres mil hipótesis de autoría del Lazarillo de Tormes! ( ah, no, quita, que ya se sabe quién lo escribió )
Ay, pero la cultura hecha como Dios manda es la cosa más divertida y entretenida del mundo. Dice Joaquín Sabina que si les hubiésemos dicho a los chavales que El Quijote es un libro de chistes de Lepe en lugar de lo que le hemos dicho, otro gallo hubiera cantado...y tanto, digo yo.
10 comentarios:
Cris, hoy día dar clases -lo digo tras más de veinte años de docencia- es un ejercicio harto complejo en el que la moral del profesor se pone a prueba constantemente. Y ay de él como la tenga baja. Sin duda, con tus ánimos y ganas serás una fuerza refrescante y llena de garra cuando puedas ejercer esa carrera que me ha deparado momentos maravillosos y también momentos muy tristes. Recibe un cordial saludo.
Fracaso vital, social. Lo consumimos todo, con ansia. Nos consumimos nosotros mismos. No creamos nada y nos lo creemos todo. Como dice un amigo común, esto es cutrelandia, y no me refiero a cosas que pasan únicamente en el sur (aunque quizás tú también seas de por aquí). Si tantos estamos de acuerdo, ¿por qué no cambia nada? Sigamos prediciendo el apocalipsis mientras nos tomamos la que podría ser nuestra última coca-cola.
me ha parecido interesantísimo este análisis, cris. lúcido y certero. es cierto que la educación está en horas bajas, y que en muchas ocasiones se tiende a culpar a los profesores de todos los defectos de la misma... cuando, como dice joselu, son ellos quienes están casi siempre a prueba.
Cris, yo llevo tres meses dando clases y los niños son fieras sin domesticar por ahora. Me queda muchísimo por aprender y sí, serían buenos otros métodos, pero si no tienes autoridad y respeto por parte de ellos, nada puedes hacer. Y tener ese respeto, esa autoridad, para mí, por ahora, es muuuuy complicado. Hasta luego.
Ayyy niña pues mucha suerte cuando ejerzas... porque el facaso social se refleja en los niños
LLevo 23 años años como maestra y sólo voy a hacer una señalización.
Cuando entro por el patio de mi cole, de unas trescientas familias que hay acompañando a sus hijos al cole, me saludan unas 10 ó 15. Llevo en mi cole 12 años y todos me conocen, no así como yo a ellos.
Saquen sus conclusiones.
Buen texto, buenas reflexiones. Besos
Hola! Yo soy de las criaturas más inconstantes que hay, eh? Lo mismo vengo, lo mismo no. Pero aquí estoy, al fin.
Mi madre es profesora, y trabaja con adolescentes. Estoy convencida de que tiene un don... porque de alguna manera, logra conectar con la mayoría de ellos. O será la experiencia, no lo sé. Lo que sí sé es que es un trabajo arduo, lleno de retos; así que muchísima suerte con tus oposiciones.
Una amiga opositora (que ahora está dando clases en una academia) me contó la receta para que los alumnos atiendan a las clases de historia: convertirlas en programas del corazón. El día que les contó lo de Juana la Loca (Chenoa), las infidelidades de Felipe el hermoso (Bisbal)y el encierro en Tordesillas (Alahurín de la Torre) no le quitaron los ojos de encima. Y como cada vez hay más famosos, es mucho más fácil conectarlos con los personajes históricos. ¿Se imaginarán a la duquesa de Alba yendo a Flandes para poner orden?
Hola Cris, cuanta razon tienes en lo que dices, es que no se esta dando el peso debido a la educacion, y ademas se ha perdido el respeto por lo que representa el Maestro, es un fracaso social, es un fracaso familiar, porque incide en todos los aspectos de la vida.
Te dejo un abrazo, es primera vez que vengo a tu blog,y me encanta los articulos que has puesto.
Un abrazo,
Soraya
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